Paquita Vives: “Álava contaba en 1860 con una tasa de alfabetización femenina superior a la de España”
La educación de las mujeres hasta muy entrado el siglo XIX no era una prioridad social, sólo se estimaba necesaria una preparación para la atención del marido e hijos. “Es decir, se trataba de formarle en una instrucción de andar por casa, y nunca mejor dicho, para casa. Sólo las hijas de familias con un determinado nivel social, de la alta burguesía y de la aristocracia, recibían una educación más amplia”, así lo manifiesta Paquita Vives, historiadora y autora entre otros libros de “La vida cotidiana de las mujeres en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX”, editado por el Ayuntamiento de Vitoria en 2005. Lo más habitual en las clases altas era enviar a las hijas al convento para recibir esa primera educación, pero en todos los ámbitos la formación iba destinada al trabajo en el hogar, con el desarrollo de las labores consideradas típicamente de mujeres, como la costura y el bordado.
En el último tercio del siglo XVIII, con la Ilustración y el concepto de que el progreso viene a través de la instrucción, se dio importancia a la formación de las mujeres en la crianza de los hijos. “Así hay ilustrados que dicen que quieren a la mujer instruida, pero no docta. Es decir, se le puede formar en música, idiomas, dibujo, baile, en esas cuestiones que hablan de una enseñanza de adorno, de aquello que una señorita debía saber”.
Paquita Vives explica que, como consecuencia de este ámbito ilustrado, Carlos III promulga una ley para la creación de escuelas patrióticas, es decir la enseñanza básica. En Álava, en 1797, se crean 3 escuelas públicas locales para niñas y 166 destinadas a los niños. “En las tres escuelas de niñas había 60 matriculadas. mientras en las de los niños se contabilizaron un total de 5.929 alumnos”. Estas cifras dan una idea de la escasa importancia que los padres daban a la formación de sus hijas. “En las escuelas de Primeras Letras, en 1830, en Vitoria ya se mezclan niños y niñas, y podemos ver cómo asisten 172 niñas, frente a los 402 niños, una cifra que irá aumentando con los años”.
La historiadora, profesora de la Facultad de Bellas Artes de la UPV en Bilbao, destaca la fecha de 1840, cuando la Academia de Dibujo o Bellas Artes de Vitoria, fundada en 1774 por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, permitió a las mujeres de cualquier procedencia social cursar allí sus estudios, privilegio que ni siquiera la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid concedía en dicho momento. La razón estriba en que Vitoria, sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX, era una de las ciudades españolas con mayor nivel cultural. No en vano la ciudad era denominada, “la Atenas del Norte”, circunstancia que se achaca a la coincidencia de personajes políticos, pensadores e historiadores que trabajaron en la promoción cultural de la ciudad. Sin embargo, ellas se instruían en dibujo de figura y de adorno, mientras ellos aprendían materias destinadas a su formación artesanal. Esta academia, que se ubicó en la calle Las Escuelas, fue el germen de la actual Escuela de Artes y Oficios, que se levantó a finales del siglo XIX.
En 1842 nació en Vitoria el Instituto de Segunda Enseñanza, cuyo edificio se ubicó en el actual solar del Parlamento Vasco, que fue además uno de los primeros que se creó en el País Vasco, aunque hasta 1910 no se admitió en España que las niñas pudieran matricularse en los institutos. “Sólo se podía hacer con permisos especiales. Así podemos destacar el caso de la primera alumna, Concepción López de Arróyabe, que hizo sus estudios en 1881”.
Un año antes de la promulgación de la ley de 1857, que estableció la obligatoriedad de la enseñanza sin distinción de sexos, se creó la Escuela Normal de Maestras, una de las primeras del país, aunque no se exigía titulación. Según el censo municipal, Vitoria contaba con 12 maestras. Precisamente una de las grandes pedagogas de España fue María de Maeztu, que con 17 años (1896-1898), estudió Magisterio en Vitoria, con sobresaliente, sin haber cursado todavía el Bachiller.
Paquita Vives, que imparte también clases en las Aulas de la Experiencia de Vitoria, añade otro dato de interés. La tasa de alfabetización femenina en 1860 en España, era del 11, 9%; mientras que en Alava ascendía al 28,9% . Y, además, la provincia era una de las que contaba con el mayor número de escuelas mixtas, un 84% del total.
En el siglo XIX, la vida de las mujeres comenzó a transformarse, produciéndose cambios importantes, aunque de manera contenida, ya que todavía se negaba a la mujer el acceso a una educación igual a la del hombre.
Niño Jesús, el primer colegio privado de Vitoria (1870)
En la segunda parte del siglo XIX comenzaron a llegar a la ciudad congregaciones religiosas educativas. Fue en 1870, cuando a raíz de la inquietud de un grupo de mujeres que se reunían para coser, llegaron a Vitoria cinco hermanas de las Carmelitas de la Caridad con el objetivo de levantar el primer colegio oficial en la calle Herrería.

Este centro educativo mantuvo sus puertas abiertas durante cien años en Siervas de Jesús, junto a la iglesia de San Pedro, hasta trasladarse a Beato Tomás de Zumárraga, su actual ubicación. Se trata de una congregación religiosa de origen catalán fundada en 1826 por Santa Joaquina de Vedruna, cuya misión era atender a los más necesitados, tanto en el campo de la educación como en la sanidad. El alumnado de este centro religioso fue exclusivamente femenino hasta el año 1983. El Colegio del Sagrado Corazón, que se inauguró en (1894), pertenece a la misma congregación.
Federico Baraibar, Instituto público femenino (1967)
El Instituto Federico Baraibar se creó en el año 1967 como centro de enseñanza media femenino. Es heredero del antiguo Instituto de Enseñanza Media Ramiro Maeztu, fundado en 1843, y que ocupó desde 1853 el actual solar del Parlamento Vasco.

En la Ciudad Jardín se levantó un edificio que albergaría a los dos, Federico Baraibar, el femenino, y el que conservó el nombre de Ramiro de Maeztu, que sería el masculino. A finales de los años setenta, ambos institutos se convirtieron en centros mixtos y, más tarde, el Ramiro de Maeztu se ha transformado en el Instituto Vasco de Educación a Distancia de Álava.