Mikel Ustaran completó la mitad del Maratón de Nueva York con 81 años

Mikel Ustaran completó la mitad del Maratón de Nueva York con 81 años

Hace casi cuatro años que su mujer falleció por un cáncer, pero Sole sigue estando con él. Su nombre aparece una y otra vez en el relato, porque no en vano han pasado juntos casi 60 años. Con ella lo descubrió prácticamente todo, edificando una historia plagada de buenos momentos, en las que también irremediablemente se han mezclado episodios tristes.

El deporte es su refugio, una práctica que ejercía en diferentes modalidades junto a Sole desde que eran jóvenes. “Para superar este duro golpe me refugié en el deporte intensamente y, tras prepararme, decidí correr el mítico maratón de Nueva York, con 81 años, como homenaje a ella, por esos años de felicidad”. Su primera maratón fue en Nueva York en 1982, con 40 años, y luego repitió cuatro veces más en 1983, 89, 94 y 2000. También ha corrido en Londres, Cuba y Japón, y en muchos lugares de la geografía española. En todas las competiciones contó con el aliento de su compañera.

Veintidós años después ha querido volver a la mítica ciudad estadounidense, aunque el camino no ha sido fácil. Tres meses antes de la competición se rompió el tendón de Aquiles. “Con el apoyo del prestigioso campeón de Europa y del Mundo de maratón, Martin Fiz, y el apoyo de un fantástico equipo de sanitarios me decidí a intentarlo”, explica.  “Mi ilusión era salir y ver hasta dónde llegaba”.

Para apoyarlo en esta aventura viajó también a Nueva York su hijo Edorta, abogado de profesión y también maratoniano, que reside en Londres con su familia desde hace 29 años. “Mi hijo no participaba pero controló mi carrera desde diferentes puntos, a los 5, a los 9, 19 y así hasta los 21 kilómetros”. Satisfecho, se fundió en un abrazo con él haciendo realidad el sueño que años atrás había imaginado. Consiguió su objetivo.

Ustaran asegura que se puede ser feliz a cualquier edad. “La edad es una actitud mental. Y hay que estar activo, haciendo lo que a cada uno le gusta, estudiar arte, cuidar de los nietos, leer, hacer deporte, cada uno lo que quiera, pero estar activo”.

Para este deportista vitoriano, con tres nietos, correr maratones es toda una filosofía de vida. “En la vida como en las maratones hay que tener metas, objetivos, sueños y trabajar duro para lograrlos. Con voluntad, tenacidad, esfuerzo, sacrificio y hasta a veces sufrimiento. Pero cuando se logran los objetivos, el grado de satisfacción y de felicidad es inmenso. Lo que cuesta conseguir vale más y cuanto más cuesta más se valora y satisface. Ese es el espíritu del maratón”, dice este corredor que tiene la mejor marca en Donostia, con 3 horas y 11 minutos.

Ustaran piensa que lo fundamental a cualquier edad es estar siempre activo, y si no se ha practicado deporte, nunca es tarde. “Hacer deporte no solo es correr maratones como yo, sino también andar, trotar, nadar, hacer gimnasia, pilates, yoga, taichi, etc. En Vitoria tenemos magníficos paseos, centros cívicos y gimnasios donde practicar”. Así, hace un alegato en defensa de la actividad deportiva. “Mantiene el buen estado físico y psíquico por sus efectos sobre el corazón, los pulmones, huesos, músculos y por el efecto positivo que genera en el estado de ánimo”.

Mikel realiza tres sesiones semanales de entrenamiento controlado por Martín Fiz, y dos días realiza gimnasia de fortalecimiento. Ahora, cumplido ya el objetivo de Nueva York, empieza a abrigar el sueño de Tokio para 2024.

Hijo de Pepe Ustaran, presidente del Deportivo Alavés en los 70, este ingeniero industrial fue director de Sidenor Vitoria. A los 52 años montó junto a su esposa, economista de carrera, una empresa de formación de directivos y asesoramiento, en la que trabajaron hasta la jubilación.  Amante de la música clásica, la lectura y la escritura, rechaza la queja continúa. “Mi experiencia me dice que vivimos en una ciudad maravillosa, en una de la más bonitas y agradables, bien diseñada y gestionada. Es, además, una ciudad magnifica para vivir, pero aquí protestamos por todo”, subraya este vitoriano, apasionado de los viajes, que estuvo también en política, ocupando cargos internos importantes en las filas del PNV hasta la escisión.

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