La inactividad, una importante secuela de la pandemia

La inactividad, una importante secuela de la pandemia
Young man relax on bed and enjoying mountain view.

Desde hace décadas los médicos vienes advirtiendo de que la vida sedentaria es perjudicial para la salud y ayuda a acelerar el envejecimiento. Sin embargo, desde que estalló la pandemia y con ella los confinamientos y el miedo a salir a la calle, ha aumentado significativamente el número de personas que permanecen inactivas muchas horas al día.

Y no sólo eso, incluso en trabajadores activos, con el fomento del teletrabajo, se está observando que desaparece la actividad secundaria derivada de ir cada día al trabajo, por lo que mucha gente permanece muchas horas sentado y no realiza actividades como ir andando al trabajo, desplazarse hasta el transporte público….

Además, tanto la sociedad como el modo en que se diseñan muchas cosas de nuestro entorno y ciudades no ayudan a que nos movamos. Por ejemplo, las calles favorecen a los vehículos o las escaleras de los edificios de oficinas no están accesibles ni visibles, priorizando el uso de los ascensores, entre otros.

Además, la ajetreada vida diaria que llevamos hace que tengamos poco tiempo libre para poder realizar deporte o alguna otra actividad física.

La inactividad es la causa directa de muchos problemas de salud entre los que destacan la aparición de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 o cáncer, depresión, hipertensión arterial, obesidad, aumento de peso, insomnio…

La vida sedentaria resulta mucho más peligrosa de lo que imaginamos e influye tanto en nuestro estado de salud como lo hace la mala alimentación, el tabaco o el consumo de alcohol.

Concretamente, la falta de actividad física está detrás de millones de muertes prematuras casa año, siendo las primeras causas de muerte en el mundo.

Pero, ¿qué hacer para evitar este hábito tan pernicioso?. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) definen como personas inactivas a aquellas que no realizan más de 90 minutos de actividad física a la semana. Se trata de un objetivo fácil de superar, ya que basta con realizar más de hora y media de actividad física (no deporte) a la semana distribuida en tres días.

En este sentido, los expertos recomiendan varios «trucos» que nos pueden permitir aumentar el ejercicio físico en nuestra vida diaria. Por ejemplo, bajarnos una parada antes en el transporte público para caminar un poco o adaptar espacios de la casa para poder trabajar de pie y hacer ejercicio de baja intensidad. Además, siempre que se pueda, se recomienda desplazarse a pie o en bicicleta y realizar ejercicios de calentamiento de tronco superior y extremidades al menos una vez al día.

Pequeños gestos, en definitiva, que no suponen un gran esfuerzo y que nos permitirán llevar una vida más sana y activa.

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