Inés González de Zárate, el arte de modelar

Inés González de Zárate, el arte de modelar

Dicen que la cerámica es un arte impredecible, un arte que atrapa. Y así le ha ocurrido a Inés González de Zárate. Bebe de la música, de los libros, se nutre de todas las artes, y va por la vida buscando la manera de seguir construyendo. Su carácter encaja perfectamente con la idea de que solo quien quiere deja de aprender. Ella se niega a acomodarse demasiado y de vez en cuando se azuza para no parar. Se recrea con la tierra, el agua y el fuego, e investiga con otros materiales buscando arriesgar. Vive seducida por la cerámica desde muy joven.

La conversación viaja al pasado cuando con 18 años, tras las jornadas de trabajo en Publicidad Arbex, soñaba con aprender más. Un buen día se inscribió en un curso de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios que impartía Ángela Etxeberria. Ahí empezó todo. Años atrás ya había asistido a clases de dibujo y pintura con Jose Luis Gonzalo Bilbao. Vivió en Algorta durante tres años después de casarse, y al ver volver a Gasteiz continuó con su formación en la Escuela de Artes y Oficios, junto a su amiga Txaro Blanco. Con ella. y junto a otras compañeras, nació en la calle Cuchillería, “Buztintza Zeramika”, un proyecto que luego ambas continuaron en solitario.

En 1988 consiguieron el primer Premio “Blas Arratibel” de cerámica contemporánea. Presentaron una pieza basada en el plato tradicional vasco, elaborado con un gres que simulaba porcelana, con un trazo en azul cobalto. Aquella creación fue el punto de partida con la porcelana, “en la que Txaro era la elegancia personificada”, expresa Inés. Surgieron trabajos para instituciones y empresas y con ellos la necesidad de comprar un horno profesional, un Naber, que todavía conserva y donde se han ‘cocido’ un montón de ideas. “Buztintza Zeramika” se trasladó, a partir del 2000, a otro local en Correría 120, donde en la actualidad Inés continua en solitario, desde 2015, como “igz estudioa”.

El curriculum de Inés González de Zárate es realmente extenso, lo que da una idea de su prolífica creación. Componente del Colectivo de Ceramistas Vascos/Euskal Keramikagile Garaikideak fue invitada también a ser socia de la Asociación Ceramistes de Catalunya (ACC), con los que mantiene una estrecha colaboración. El gres blanco y negro y la porcelana son sus materiales preferidos, aunque en su creación también aparece el cristal, el aluminio y el hierro. Y cuando algo se le escapa, inés (en minúscula, como licencia poética que le gusta utilizar) se rodea de profesionales.

Sus instalaciones son una exhibición de artes distintas y así ha introducido letras de Juan Carlos Pérez, de Itoiz, en “Nortasuna”, y de la escritora alavesa Karmele Jaio. En ARTgia, la sala de la muralista gasteiztarra Irantzu Lekue, ha participado con diferentes artistas, como en “Circundante”. Entre sus últimas exposiciones destaca también “KU”, combinación de creaciones suyas y de la artista, Nuna Conesa, en textil, y la pieza sonora de Iker Ruiz de Apodaka.

González de Zárate no ha parado de evolucionar. Es una artista multidisciplinar. Siempre está en contante construcción y sigue en esa búsqueda que ella define como “eraikitzen”, comenzada con la instalación expuesta por primera vez en 2015.

Gran lectora, goza con el tacto del papel, y es una enamorada de la escritura iconográfica, que en muchas ocasiones aparece representada en su obra. Ahora ha descubierto otra faceta del arte que le fascina. Comisariar la exposición de los 100 años del misionero y artista, Peli Romarategi, ha sido para ella todo un descubrimiento. Ha disfrutado mucho del trabajo conjunto con el equipo de personas que han colaborado en esta muestra. “Ha sido francamente interesante organizar esta exposición y realizar las visitadas guiadas, en las que cada día descubría algo nuevo. Disfruté mucho, me sentí como en casa”, exclama. Ahora, tiene en proyecto realizar una exposición en la sede del Colegio de Arquitectos de Álava que recogerá, en fotografías de Jorge Salvador, los mosaicos del altar y los vitrales del santuario de Urkiola.

Dice que está también aprendiendo a disfrutar de no hacer nada. Leer un buen libro, escuchar una ópera, pensar. “Pero yo no sólo disfruto de una ópera o de una orquesta sinfónica, me encanta el rock y no me pierdo un buen concierto en el Azkena, es maravilloso el ambiente que se vive”, dice entusiasmada.

A esta ceramista contemporánea le gusta viajar y perderse en los talleres de los alfareros auténticos. Su casa acoge algunas de esas obras, que intercala con la de destacados pintores alaveses y algunos trabajos propios, uno de los cuales ha sido seleccionado para una exposición que se abrirá en septiembre en Villanova i la Geltru.

Vive rodeada de estímulos que le llegan de diferentes disciplinas artísticas y que complementan su creación, además de aportarle un montón de vivencias gratificantes. Las relaciones que establece con artistas de todas las edades y de visiones tan dispares alimentan su creatividad y le alientan a seguir creciendo.

No le preocupa en exceso el paso del tiempo, “mientras la salud responda”, matiza. Añade que tiene que aprender a no hacer, “saber vivir sin hacer nada”. Mientras tanto, sigue disfrutando de su paciente tarea, reflexionado sobre cómo alumbrar un objeto bello que sea distinto, especial, suyo.

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