Emilio Ona: el deporte por placer

Emilio Ona: el deporte por placer

Ona, como así le llaman los conocidos, es un alavés hecho para el deporte. La pelota, el ciclismo y el arbitraje de fútbol han sido sus tres máximas aficiones, que ha ejercitado por puro placer y que le han proporcionado unas condiciones físicas excelentes.

Respecto a la primera, tal vez como un presagio de futuro, cuenta que su madre  le encontró un día en el frontón. Sólo tenía un año y había ido caminando unos 300 metros desde su casa en Alegría. Al arbitraje y al ciclismo se acercó después. Casi al mismo tiempo. Fue un todoterreno, que lo mismo ayudaba en los entrenamientos al mítico José María Palacios “Ogueta”, que era gregario de Paco Galdós, una de las figuras de referencia del ciclismo español de los 70.

Con 10 años fue a estudiar a los benedictinos de Estíbaliz. Junto a los frailes practicó en el frontón, igual que en Vitoria cuando empezó a trabajar en el Garaje Autobuses de la calle Francia. “Entonces iba al Seminario y al Frontón Vitoriano, en la calle San Prudencio”.  La pelota fue conquistando su tiempo,  y empezó a jugar partidos en las fiestas de Lanciego y Peñacerrada, e incluso en Logroño.

Con 20 años, Ogueta le pidió que entrenara con él en el Frontón vitoriano. “Un día le dijo al canchero, a Ormazabal, que me diera una pelota para jugar conmigo, y me pidió que fuera todos los días. Recuerdo que me decía, `si no llegas, cógela con la mano y lánzala a pedrada´”. Dos años y medio de relación con él, mano a mano, le dejaron un recuerdo imborrable. “Era una gran persona, muy fino jugando, no tenía rivales, era un fuera de serie”, subraya. “El rubio”, como le llamaba “El Ciclón”, aprendió mucho de él.

Emilio Ona continúa en la Federación Alavesa de Pelota y es el responsable de un grupo de 16 mayores, de más de 62 años, que juegan en el frontón de Zaramaga, a través de la Red de Centros de Mayores BIZAN. Además, de jugar a pala y a mano se encarga de la organización de campeonatos, dando protagonismo no sólo a los veteranos, sino también a mujeres y jóvenes.

Ona es un deportista muy conocido en la provincia de León, donde ha jugado muchos partidos. En el pueblo de su mujer, Matallana de Valmadrigal, siempre me suelen decir, “¿cuándo vienes vasco? y siempre les llevo alguna pelota”, relata sonriente.

La bicicleta también le ha dado historias para contar. Participó durante seis años consecutivos en la Vuelta a Álava, y en las de Segovia y Cantabria. Con los colores de la “Peña Ciclista Letona” fue gregario de Paco Galdós, que defendía la camiseta del KAS. No le faltan anécdotas. “En la etapa reina de Cantabria, llovía y le pedí permiso a Galdós para marcharme. Me preguntó sobre los tubulares que llevaba. Le dije que el wolber, que eran los mejores que había para el agua, y me dijo, tira. Fueron 186 kilómetros, y corrí en solitario165. La verdad es que cuando me alcanzaron, a los 12 kilómetros de llegar a meta, me encontraba fatal. Recuerdo que me preguntó Galdós, que estaba con Tamames, por mi estado. Apenas había comido sólido y casi no veía”, destaca.

Anécdotas no le faltan y hazañas tampoco. A lo largo de este año 2022, ha hecho más de 9.000 kilómetros. Todos los jueves y domingos sale con la sociedad deportiva KAS a rodar por las carreteras. En total, nueve meses al año, y los otros tres a hacer rodillo en casa, “para que las piernas no se atrofien”, dice sonriendo.

Sin embargo, no es fácil que se agarroten sus músculos, porque no sabe estar quieto. Emilio, que tuvo una empresa de transportes, empezó en el arbitraje cuando en un partido de fútbol necesitaban a alguien que pitara. Tras una final de Copa, el alavés Víctor Martínez de la Fuente, árbitro profesional al que considera su maestro, le animó a colegiarse. “Con Víctor estuve en la fase de ascenso a Segunda División A, entre el Orense y el Santoña, y dos años después en el Huelva-Coruña en la fase de ascenso a Primera División. Allí estaba también el periodista, Jose Marí García”. Este veterano deportista ha sido homenajeado en Alegría, Agurain y Amurrio. No en vano, acumula 36 años en el arbitraje.

Entre sus mejores recuerdos del fútbol también está un viaje a Irlanda con la selección femenina, cuando pertenecía a la junta directiva de la Federación, en el que se dieron cita equipos de 12 países. Ya con 64 años vivió la experiencia de asistir a un acto con Margaret Thatcher, ex primera ministra del Reino Unido, que protagonizó la entrega de premios.

Casado, con tres hijos y siete nietos, no sólo cuida su cuerpo, sino que también cultiva las amistades, y no desdeña un rato diario de charla con la cuadrilla “tomando unos potes” por el centro de Gasteiz. Tampoco falta a la cita anual con la tamborrada o la Cuadrilla Batasuna. Ha formado parte de la Federación de Sociedades Gastronómicas de Alava, Boilur, e incluso ahora se atreve con los bolos.

También ha experimentado con la interpretación. Durante dos años hizo el papel del general Iturralde, mano derecha de Tomás de Zumalacárregui, en la representación de la Batalla de Alegría, y de 2002 a 2006 pasó a protagonizar el papel del general carlista. No hay obstáculo que se le ponga por delante, y a juzgar por su estado físico, todavía con 76 años, tiene mucho recorrido.

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