Dedales de oro

Vitoria ha sido cuna de modistas de primera fila, que fueron requeridas por su buen hacer por clientas de toda la geografía española. Sólo necesitaban disponer de unos buenos figurines para copiar a la perfección el trabajo de los grandes diseñadores de la época. Cristóbal Balenciaga, Christian Dior o madame Chanel encandilaban a aquellas costureras que soñaban con crear los vestidos que lucían las primeras damas y actrices de moda.
Las maestras, apoyadas en sus oficialas y aprendices, trabajaban de lunes a sábado en los talleres de la ciudad para coser aquellos vestidos destinados a los bolsillos más pudientes. Confeccionaban trajes para señoras de Vitoria y de otras provincias. Los tejidos los adquirían en Aldama y Briñas, y cuando la ocasión lo requería en Barcelona o París.

El 13 diciembre, día de Santa Lucía, los talleres de la ciudad cerraban sus puertas. Por un día, las costureras dejaban a un lado agujas e hilo y se acercaban a la ermita de Santa Lucía para iniciar, con una misa, la fiesta de las modistillas.
Después, acudían a la campa a bailar. Más tarde y en los años 50 el baile se celebraba en el Hotel Frontón. La jornada continuaba con la celebración de la comida de hermandad, financiada por las maestras.
Las profesionales de la costura supieron mantener su prestigio con el devenir de los años y fueron muchas las vitorianas que destacaron en el arte de la confección. Entre otros, se pueden subrayar los talleres de Luisa Viteri, Benita Giménez Roa, Rosario Landa, Felisa Salazar, Mari Carmen Araico, María Casas, Concha Sosoaga, Gloria Tabernero, Isabel Urrutia, Milagros Fernández, Elvira Langarica, Nela Zaldivar, Pilar Mellada y Consuelo Naya.
También destacaron otras profesionales como Petra Martínez de Cano, Cándida Landete, hermanas Alonso, Obdulia Echevarría, Milagros Yoldi, hermanas Retes, Elisa Tellería, Blanca Martínez, María Casas, las hermanas Iraurgui, Antonia Fernández, Aguirre, Erausqui o Ciarreta….
APUNTES LITERARIOS
El escritor de la Generación del 98, Pío Baroja escribe, en 1925, un relato que lleva por título “La nave de los locos” en el que habla sobre las costureras vitorianas. «Me encontré con un grupo de modistillas vitorianas en un paseo por la ciudad vestidas con sus mejores galas y estaba seguro de que los vestidos que llevaban se los habían hecho ellas mismas….».
Por su parte, Tomás Alfaro Fournier, abogado y teniente de alcalde en la República, relata que a principios del siglo XX las modistas eran las encargadas de vestir a las damas vitorianas, según las nuevas modas de París y Londres, aunque adaptándolas a su gusto conservador y poco dado a las «modernidades».
Fotografía de cabecera: Modistas en la Academia Ciarreta (1934) – Autor: C. Yanguas
Fotografías: Archivo Municipal de Vitoria
