Ana Lasarte, el rostro del turismo en Álava

Ana Lasarte, el rostro del turismo en Álava

Su nombre todavía se vincula al turismo, y eso que ya hace siete años que dejó su cargo como responsable en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Pero no le gusta colgarse medallas. Una y otra vez recuerda a su interlocutora que todo lo que pudo hacer fue el resultado de un trabajo en equipo.

Recuerda cómo era la Vitoria de mediados de los 70, una ciudad industrial en la que la escasa hostelería acogía únicamente a trabajadores de empresa, lo que hoy se denomina el ‘turismo de negocio’. Explica que entonces las vacaciones eran, por lo general, de un mes completo, y primaba el turismo de sol y playa. No había, “orgullo de ciudad”, de ahí que la primera actuación fuera la organización de visitas guiadas para los vitorianos, con el objetivo de que valoraran su riqueza y se convirtieran en embajadores de su tierra. “Gracias a la infatigable labor de Micaela Portilla, se logró disponer de la primera guía turística de Vitoria, que se vendía en librerías, y que ya subrayaba el valor de la Catedral de Santa María”.

Era el comienzo del turismo congresual y el equipo que lideraba supo ver su importancia. Con la rehabilitación del Palacio de Villa Suso, en 1986, comenzaron los eventos culturales, que llegaron de la mano, entre otros, de personalidades de la cultura, de la medicina, de la sociedad alavesa. “No fue fácil, Vitoria era una gran desconocida y las comunicaciones tampoco eran precisamente buenas, sobre todo en lo que respecta a las conexiones aéreas, fundamentales en esa tipología de turismo”.

Empresas punteras, como Mercedes o Michelin, con peso específico en la ciudad, empezaron a celebrar sus reuniones, y se consideró su potencial. Tres años después concluyó la construcción del Palacio Europa, compartiendo el edificio del Palacio de Congresos con el centro cívico. “Era muy difícil trabajar allí, porque había que compatibilizar la actividad deportiva con la cívica y congresual. Cuando se vio que había demanda, el edificio Europa pasó a ser en su totalidad Palacio de Congresos. Fue una labor de muchos años”. Apenas había presupuesto y tuvieron que bregar con un problema mayúsculo, la violencia de ETA. “Fueron tiempos muy difíciles, cada vez que asistíamos a una feria tras un atentado era durísimo tener que dar la cara”, rememora con pesar.
La que fuera directora de Congresos y Turismo trabajó codo a codo en su larga trayectoria profesional con políticos de casi todas las formaciones, “y no tuve problemas con nadie, yo era una técnica y sabía cuál era mi sitio”. En esa larga lista de responsables con los que compartió tarea se encontró con gente de todas las sensibilidades. También costó mucho que se entendiese el valor de la ‘enocultura’ como recurso turístico. Más tarde, surgió la Ciudad Verde Europea, un distintivo que puso a Vitoria en el mapa. “Fuimos pioneros en la utilización de bicicletas para turistas, un servicio que curiosamente ahora tienen todos menos nosotros”.

Siempre defendió los acontecimientos deportivos como forma de atraer visitantes, y sostiene que ha tenido una gran importancia la unión entre las tres capitales vascas en este camino, donde cada una aporta sus peculiaridades. “La primera oficina de turismo de titularidad municipal se abrió en el Palacio Europa. Luego pasó a General Loma, entonces la mejor de Euskadi, hasta que se cerró y se abrió la actual, en los bajos del Ayuntamiento, una ubicación que a mi juicio no es la más adecuada”.

Sus críticas quieren ser constructivas porque ama Álava con todas sus fuerzas, a pesar de que naciera en Hondarribia. Dice que Vitoria tiene una joya en el Casco Histórico, pero que no se cuida lo suficiente. Y es tajante. “Tenemos unos palacios, como el de Escoriaza-Esquivel, que se acabarán cayendo si nadie lo remedia”. Y a ello suma la dejación institucional para hacer frente a las pintadas, que tanto sorprenden desagradablemente a los turistas. Le duele mucho, y no puede entender esta falta de atención al mayor tesoro de Vitoria.

En su reflexión sobre el desarrollo turístico, Ana Lasarte no duda en alabar la labor que realizó la Fundación de la Catedral de Santa María con su proyecto, ‘Abierto Por Obras’, “tanto por el eslogan como por su filosofía y rehabilitación”. Un trabajo que enfatiza por su gran tirón y “que desde mi punto de vista, y con gran pena, tengo que decir que no ha ido en paralelo con otras actuaciones”.

Habla de los pequeños detalles que hacen ciudad, y dice a las claras que se advierte una cierta decadencia. Ahora desde su visión como ciudadana repara en actuaciones que considera imprescindibles. Mientras camina por el centro de Gasteiz observa la importancia de realizar mejoras. “Creo que hay que dar un puñetazo encima de la mesa y cuidar lo que tenemos, mejorar el pavimento, la iluminación, la limpieza de las calles, resolver el problema de las comunicaciones, las pintadas, abordar la función de los taxis”.

Enumera sin vacilaciones los mil y un lugares de la ciudad que le encantan, reparando especialmente en la Florida, un parque con encanto del que ahora no se puede disfrutar al completo por el cierre de sus dos bares, “un asunto que tristemente sigue sin resolverse al igual que ocurre con la terraza del Europa”. Piensa que a veces la rigidez institucional lleva a la ineficacia.

Le fascina cómo se ha ejecutado la recuperación de la muralla y San Vicente, y añade a la lista de sus rincones favoritos, la calle Herrería y los Arquillos. “Me gusta también cómo ha quedado la Plaza de la Virgen Blanca, que recuerda a las plazas italianas”, y no quiere olvidar los cascos históricos de Agurain, donde vivió, Laguardia, Labraza y Labastida, y el Valle de Añana, por ejemplo.

Se jubiló en mayo de 2016 y lo primero que hizo fue disfrutar de las terrazas de verano. “Cada vez que iba a trabajar y veía a la gente me decía que yo haría lo mismo”. Y así fue. “Ahora dedico a la familia ese tiempo que antes no tuve. Y no ha sido ningún trauma”.
Ana Lasarte fue homenajeada por el alcalde Gorka Urtaran en la organización de su último acto, un detalle que agradeció y que hace extensivo a todas las personas que colaboraron con ella, “he sido cara de mucha gente que ha trabajado también en el turismo”.

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